Cuando la Noche se Detuvo: La Magia Triste de “Chalte Chalte” en Pakeezah

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Un homenaje a una canción entrañable

Canción: Chalte Chalte

Película:Pakeezah [1972]

Actores: Meena Kumari, Kamal Kapoor

Cantante: Lata Mangeshkar

Música: Ghulam Mohammed

Letra: Kaifi Azmi

Cámara: Josef Wirsching

Director: Kamal Amrohi

El instrumento se activa sobre la voz de la cantante, como si la brisa misma empuñara un puñal con la melodía del sarangi. La reina de la velada observa con ojos tristes hacia la orquesta. Las bailarinas se levantan, sosteniendo el techo del salón con su danza como si dieran soporte a las columnas con su arte.

Los latidos del tabla despiertan con el juego de movimientos sensuales, y la reina de la velada clama:

“Chalte chalte, yunhi koi mil gaya tha,

Sar-e-raah chalte chalte…”

(Caminando, por azar,

alguien se cruzó en mi andar…)

Antes de que el público pueda adivinar algo más, la reina, con un gesto de la mano, se niega:

“Wahi tham ke reh gayi hai,

Meri raat dhalte dhalte.”

(Allí se detuvo mi noche

antes de que amaneciera…)

Dicen que en cada cuerda del sitar se esconden mil alegrías y mil penas. El sitar, cargado con ambas, acompaña ahora a la reina.

Las bailarinas insuflan alma al verso a través de sus cuerpos, repitiendo los gestos de la reina en su danza.

La reina escucha esto, y con asombro se da cuenta:

“Jo kahi gayi na mujhse,

Woh zamana keh raha hai…”

(Lo que yo nunca dije,

el mundo lo está diciendo ahora…)

Sonríe con resignación al destino:

“Ke fasana ban gayi hai,

Meri baat chalte chalte.”

(Mi historia,

se ha vuelto leyenda caminando…)

Impulsada por la emoción, la reina se queda absorta, como una mística perdida en su propio trance.

Kamal Amrohi, con su cinematógrafo Josef Wirsching, capta la escena completa en 72 mm, desplazándose lentamente hacia el centro, enmarcando cada emoción.

De los instrumentos de Ghulam Mohammed emerge el sonido de la flauta, y el sitar se inclina ante la voz de Lata.

Colores estallan en la pantalla, como si cada uno fuese un reflejo de la mente de Kamal Amrohi. Los colores fluyen como agua lanzada desde una fuente.

La reina danza suavemente en estilo semi-clásico, repitiendo el mantra: *Chalte Chalte*, mientras el sitar la sigue. Es como si se desatara una competencia entre voz e instrumento.

La noche avanza, la paciencia se agota. Finalmente, la reina levanta la vista hacia el cielo y, sobre los versos de Kaifi Azmi, pregunta:

“Shab-e-intizaar aakhir

Kabhi hogi mukhtasar bhi?

Yeh charaagh bujh rahe hain

Mere saath jalte jalte.”

(¿Cuándo terminará,

esta noche de espera?

Estas lámparas se apagan

mientras yo también me consumo…)

El público ha sido transportado a otro mundo. Detrás de ellos, las lámparas del final de la noche titilan.

Los ojos del espectador están llenos de asombro, y los de la reina están cargados de tristeza, mientras la cámara lo captura todo.

Las lámparas se apagan, la noche termina, y a lo lejos suena el silbido de un tren.

Pero, ¿qué importa una lámpara? Está destinada a extinguirse.

La verdadera pregunta permanece: ¿Acaso la noche detenida también se ha desvanecido…?